POEMAS, RESEÑAS DE LIBROS DE POESÍA, TRADUCCIONES, HAIKU.

sábado, 21 de julio de 2012

LEJOS

Del libro Carmina, de Andrés García Cerdán, ganador del XXVI Certamen Internacional de Poesía Barcarola, reproducimos, con permiso del autor, este magnífico poema que habla de viajes y de libros, de preferencias literarias y trayectorias vitales, y evoca a Borges y a la preocupación noventayochesca por España:




                                 LEJOS

                                      Antonio Rodríguez y José Antonio Ramírez

Vuelves ahora al libro y al momento en que abriste,
entre desorden y ambición, el fruto del tiempo
que sólo existe en la lectura. Viajas a muerte.
Viajas hacia el fondo de ti mismo, y lo haces
ganando en un instante lo que pierdes después.
En una estación y otra apenas quedan
las países que el tren de este poema ha escrito,
los santuarios donde depuso su coraza
un héroe, las palabras que fueron el deseo
de amar una ciudad y luego abandonarla.
Lees en el silencio intenso de un vagón
sin rumbo y a tu encuentro viene la voz total
de aquellas estaciones donde fuiste feliz:

el velo de la reina Mab y su luz de sueños
en el acto primero de Romeo y Julieta,
de las manos de un Willliam Shakespeare demoledor;
la idea mágica de Dylan Thomas: alzar
hasta más allá de la muerte una columna
viva, donde el dominio de la muerte acabe
muerto, la travesía transiberiana de Blaise
Cendrars, que apura la nieve en su viaje
al este de todas las tierras, todos los mares;
el desencanto erótico de Anaïs, que peina
sus cabellos ante un espejo, vuelve a mirar
su rostro y sólo halla la nostalgia de un dios
parisino al que llamaremos Henry; la herida
descomunal que Don Quijote clava en los ojos
de lo real, que ya nunca será lo que era;
el regreso de Modigliani y Jeanne a un cuartucho
que los espera ardiendo -como un sol de verano-
entre pinturas, elegancia y vasos de vino
y dolor y desdicha y sangre; el deliriio azul
de Jean Michel Basquiat, que duerme en Central Park
entre cartones, discos, caballos y graffities,
y se pierde como una burbuja en una copa
por la boca negra del metro, siempre downtown;
la canción de Anne Sexton, la sed de Massachusetts,
que desea morir en los brazos del gas -
cualquier día de estos- y que habla con ángeles;
el silencio en una película de los Cohen
y después la devastación y el ruido del odio;
el fatum de Lou Reed, dormido en la película
de Warhol, y su larga noche de terciopelo
en la otra orilla; el salto a los andenes helados,
al mundo de la ofensa y la ignominia, al raíl
desencajado de Dostoievsky, el jugador;
ese tránsito absurdo y salvaje de Machado
cuando llora cantando su balada del tren,
la tos ferina y la esperanza de otra vida
mejor, lejos, muy lejos de España y su indecencia.