TIENES ojos de medianoche, y son
míos, son míos. Son los ojos del cielo.
Abren una parcela de luz,
con estatuas y altares de mármol,
entre lo que más quiero y todo
lo que puedo querer. Son míos
son míos. Son los ojos del mundo.
Diría espejos donde dios
se mira y sólo ve fluir
el agua del tiempo: otoños lentos,
inviernos interminables.
Abarcan el abecedario completo
de las horas y los días, y toda
la infinita gama de blancos, y son míos,
son míos. Son los ojos de la vida.
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