Este poema
o, mejor, el dolor
de este poema
y las palabras
que bien o mal lo expresan,
son la misma
página en blanco,
una caligrafía
sola, en la que los trazos
se arrastran y se alargan
hasta poco a poco
disolverse en las sombras,
desleirse en el tiempo
y, al fin,
completamente,
y para siempre,
desaparecer.
Hermoso poema.
ResponderEliminarPero ¿no es excesiva melancolía para un sábado tan soleado?